sábado, 18 de septiembre de 2010

Seis de Agosto.

Pasa un día. Pasan dos. Y me pregunto si pasarán por algo. Si buscarán algo.
Me pregunto cuál será el objetivo de todo esto. Y si la similitud de hechos esconderá algún secreto.
Me pregunto hasta qué punto lo real es lo real, y hasta qué punto lo seguro es lo seguro.
Hasta qué punto lo lógico y lo aceptable es creíble y es estable.
Lo que digo y lo que decimos todos ¿por qué no podría existir por siempre?
Por qué el último beso nunca sabemos si es el último?
¿Fue el último?
Cómo cambia todo…
Cambia demasiado rápido, tan rápido como crecer, y olvidarse de todo.
Y pensar que es caóticamente necesario.
Tan caóticamente necesario cómo tener que perder para ganar.
Ojalá no cambiara nunca, ojalá no tuviera que perder.
Y así, amaría ver cómo todo se simplifica patéticamente y pierde sentido para mí.
Amaría ver como las oportunidades ya no son oportunas.
Amaría ver como las casualidades ya no son casuales.
Quisiera saberlo todo.
Y sabiendo todo de antemano, quizá no hubiese doblado en la esquina esa tarde.
Quizá hubiese vuelto.
O quizá no cambiaría nada, y todo seguiría siendo como es ahora.
Pasa un día. Pasan dos. Y me pregunto si habrán pasado por algo. Si habrán encontrado algo. Me pregunto por qué ver esto otra vez me hace sonreír. Por qué es tan curioso saberlo todo.

06/08/2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario