sábado, 18 de septiembre de 2010

Treinta.

Es increíble como les gusta trangiversar las cosas. Es increíble, y me encanta.
Me encanta observarlos. Cómo actúan, lo que dicen, cómo reaccionan. Me encanta ver como pierden el tiempo. Cómo derrochan energía, cómo se quedan sin nada...
Pienso que no se dan cuenta, y es triste. Pienso que se contaminan.
Los miro desde afuera y sonrío. Me pregunto si toman conciencia. Me pregunto si esto los llena, si derrumbar todo los hace crecer.
Me pregunto por qué hago lo que hago, cuando me veo ahí caminando, gritando. Rompiendo todo, enfrentándome. Y ahora me quedé sin nada, o mejor dicho sin todo.
Y debería avisarmelo quizá.
Porque es increíble como me gusta trangiversar las cosas. Es increíble, y me encanta.
Me encanta observarme. Cómo actúo, lo que digo, cómo reacciono. Me encanta ver como pierdo el tiempo. Cómo derrocho energía, cómo me quedo sin nada...
Pienso que no me doy cuenta, y es triste. Pienso que me contaminan...
Pero el camino más lógico, el que elijo, es reírme. Es decir, no. Hoy no, no tiene sentido.
Bueno, pienso también que lo admito, y sigo simplemente siendo.
Pienso que ya no me importa, y creo que debería importarme.
Creo que ya me separé del resto, creo que pasé a otra instancia. Creo que es muy loco todo.
Me quedé atascada allá, y me estoy viendo, y me estoy riendo, de mí, de mi irracionalidad.
Bueno, todo es tan relativo, que buscarle sentido ya no tiene sentido.
Creo que todo es lo mismo, creo que todo es distinto.

30-04-2010

No hay comentarios:

Publicar un comentario